martes, 16 de septiembre de 2008

Capítulo 12: La Cena

Por fin llegó el ansiado sábado (ansiado para todos menos para Sofía).

Don Alberto Felipe preparó cuidadosamente la mesa. Puso los mejores manteles, la vajilla que le regalaron para su boda y la cubertería de plata. Y, encima de la mesa, unas velas que desprendían una tenue luz.

Mientras, Alejandra estaba en su habitación terminado de arreglarse. Estaba nerviosa, muy nerviosa. Se había vestido para la ocasión. Con un vestido negro, ceñido, dejaba ver sutilmente su esbelta figura.Se había recogido el pelo y pintado. No se decidía por los zapatos, cuando de repente su padre entró en la habitación.

"Alejandra, tengo que pedirte un favor", dijo Don Alberto. "Tienes que bajar y disculparte, decir que no te encuentras bien y que prefieres pasar la velada descansando en tu habitación".

A Alejandra le cambió la cara. Y de golpe, empezó a encontrarse realmente mal. No tenía que disimular.. su mundo se había venido abajo.

Su padre no captó la profunda rabia de su hija y dando media vuelta, se fue a ultimar los detalles de la cena.

Sofía, ajena a las tribulaciones de la familia Bermúdez de Castro, apuraba un cigarro con mirada ausente. Unos minutos después, al entrar al salón, se encontró la escena que imaginaba: una mesa a media luz preparada para dos. Sofía no pudo mas que sonreír para sus adentros.

De repente apareció Alejandra. Su mal aspecto era evidente. Se dirigió a Sofía y le pidió disculpas por su ausencia en la cena. Hacía unas horas que no se encontraba demasiado bien. Sofía no dijo nada, pero pudo ver la mirada de odio que Alejandra le dirigía a su padre antes de desaparecer.

Don Alberto apartó la silla para que Sofía se sentara en ella. Mientras charlaban "animadamente", Alberto hizo un intento de coger la mano de la institutriz. Sofía se sonrojó, porqué sabía cual era su papel. Mostrándose mas tímida de lo normal, Sofía conocía todos los mecanismos de seducción habidos y por haber.

El Patriarca se sentía halagado. Veía lo que quería ver.. y precisamente vio en Sofía un enamoramiento incipiente. En aquel momento, se prometió a si mismo que le daría tiempo a Sofía para que pudiera asimilar aquella vorágine de emociones.

Al terminar la cena, y después de los halagos pertinentes, Sofía se retiró, no sin antes pedir permiso para visitar a la enferma Alejandra.

Alejandra estaba en la cama, llorando. No sabía lo que pasaba abajo, pero su mente iba rápida. No se dio cuenta que alguien había entrado en la habitación.

A oscuras, Sofía se acercó a la cama de Alejandra. No le dijo nada. En silencio, se tendió a su lado. A Alejandra se le paró literalmente el corazón.

Alejandra sintió que unas manos recorrían su espalda subiendo hacia su cuello. Una vez ahí, notó una presión. La mano de Sofía la acercaba hacia ella, a su cara.. a sus labios. Alejandra no recuerda si fueron segundos, minutos o horas las que estuvieron así.. acostadas, frente a frente, una boca frente la otra y escuchándose ambas respiraciones.

Sofía sabía que era el momento. Acercándose un poco mas.. puso sus lábios sobre los de Alejandra, fundiéndose ambas en un beso largo y dulce.

Y en aquel momento, precisamente en éste momento... se abrió una luz en la habitación, dejando a las 2 mujeres completamente al descubierto.

Carlos Javier Bermúdez de Castro había regresado a casa...

FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA

continuará..

 


LA DESPECHADA - Templates Novo Blogger 2008